12.11.08

Tiempos violentos

Cuando el oxígeno comienza a resultar tóxico,
ahí es cuando, definitivamente,
comenzamos a dejar de respirar.
Y es en ese momento, cuando nuestra fuerza se extingue,
nuestro cansancio es total y perenne crece
la ola que provoca nuestro llanto.
Justo ahí...Renacemos.

Entonces vemos con claridad
todo aquello que nunca nos atrevimos a ver.
Sabemos de donde venimos,
y entendemos que debemos estar de pie.

Remoto resulta aquel tiempo de dudas,
de miedos, de tanto...
Y logramos, al fin, saber con certeza
adonde queremos ir.

Aunque esté de rodillas,
sé que si llegara a pasar aquella puerta,
detrás encontraría la salida...estoy segura.

Estoy arrodillada, pero...
...soy tres veces una dama.